Un clásico a tener siempre en mente, y un elemento clave a la hora de diseñar una estrategia de inversión a largo plazo.
Lo relevante: las acciones son el único activo que sube con constancia y seguridad a largo plazo. Los bonos atraviesan períodos de hasta 30 años en los que no suben. Las acciones al cabo de 20 años siempre están en positivo (con dividendos e inflación).
Para comprender lo que ocurre, construir tu escenario de mercado, y diseñar una estrategia de inversión coherente.